Las barandas (o barandillas, dependiendo de dónde te encuentres) nos han acompañado por centurias en nuestros hogares y espacios públicos. Su misión siempre ha sido la misma, servir de barrera protectora contra caídas en escaleras, terrazas y balcones.
Aunque no se tiene claro el origen etimológico de la palabra “baranda”, siempre se habla de dos posibles antepasados lingüísticos: Del castellano antiguo “varanda” o indoeuropeo, del francés “barange”, del verbo “barre” que significa barra.
Aunque el aspecto de las barandas ha evolucionado y cambiado a lo largo de los años, lo cierto es que han acompañado y asegurado a nuestros espacios desde la antigüedad.
De hecho, uno de los antepasados de las barandas modernas son las balaustradas. Una estructura arquitectónica compuesta por una serie de postes o columnas cortas (balaustres) que sostienen una “barandilla” en escaleras, balcones o terrazas y tenía funciones tanto decorativas, como de seguridad.
Aunque existen diferentes versiones, existen evidencias arqueológicas que ubican el origen de las balaustradas en el Imperio Asirio (1814 y 1781 a. C). Sin embargo, hay quienes dicen que el verdadero antepasado son las columnatas presentes en la arquitectura griega y romana.
Varias centurias más adelante, entre los siglos XIV y XVI a.C, en el Renacimiento italiano, vivieron un nuevo auge, cuando los arquitectos reinventaron la manera de diseñarlas e incorporarlas a las edificaciones de la época y, desde entonces, es un elemento crucial en cualquier construcción.
A lo largo de la historia se han utilizado muchísimos materiales para construir balaustradas y barandas. Desde la antigüedad, las piedras calizas y el mármol han sido algunos de los materiales más comunes para este tipo de estructuras.
Más adelante, materiales como la madera y el hierro forjado ganaron popularidad entre arquitectos y decoradores, pero poco a poco la evolución en la arquitectura y el uso de nuevos materiales, comenzaron a ser desplazados.
En la actualidad, materiales como el aluminio, el acero inoxidable, el acero al carbono y el cristal templado comenzaron a ser los favoritos para la elaboración de barandas y escaleras, por los acabados minimalistas que pueden lograr.
Nuevas tendencias arquitectónicas
Como comentamos anteriormente, tanto la forma, como los materiales usados para construir barandas, ha ido evolucionando a lo largo del tiempo. En la actualidad, más allá de ser esas estructuras robustas de antaño, ofrecen un look más minimalista, pero igual o más funcional.
Hoy en día, es común ver cómo las barandas se integran a los espacios usando materiales como el acero inoxidable y el cristal, ofreciendo acabados limpios, amplios y luminosos.
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